Era una noche de verano, estaba aburrida en mi casa, sin saber que hacer, así que decidí salir a pasear.
Hacía mucho frío, no parecía que fuese verano. La calle estaba oscura. Creía que la luz se había ido.
Empecé a correr. Sentía que alguien me perseguía.
Pero era demasiado tarde como para que alguien anduviese por ahí, y cada vez que miraba para atrás, no había nadie. Aún así sentía una presencia.
Yo estaba muy asustada, así que me fui para mi casa. Al llegar, mi casa no estaba, tal vez llegué al lugar equivocado, pero no. Todo era muy extraño.
Después de caminar hora tras hora y no encontrar nada, decidí resguardarme en lo que parecía ser una casa abandonada. Allí estuve hasta que se hizo de día.
Al amanecer, salí de esa casa, no me parecía muy buena idea seguir dentro más tiempo.
Empecé a caminar. En la ciudad no había nadie. Hacía muchísimo calor, el sol parecía cada vez más cerca.
De repente, escuché voces muy lejanas. Eran como eco. Creía que venían del cielo, o incluso llegué a pensar que me estaba volviendo loca.
Gritaba desesperada, no sabía lo que estaba pasando. Las voces decían que me pondría bien, que por qué había hecho eso.
Esas voces me sonaban familiares. Podía escuchar a mis padres hablarme, a mi hermano llorar. También oía a mis abuelos.
Cayó la noche de nuevo, volvía a hacer frío y todo estaba oscuro. No había Luna, y sentía otra vez una presencia.
Día tras día, sin saber la hora que era, ni cuando podía volver a mi casa, ni en que mes estaba.
Seguía escuchando voces familiares, así que, un día escuché como todos cantaban ``Cumpleaños feliz´´.
Iba por mi, era mi cumpleaños, pero ¿por qué no podía estar con las personas que más quería en un día tan especial?
Para mí, todo esto era como un sueño interminable, siempre lo mismo, durante el día hacía muchísimo calor, y me pasaba las horas caminando para ver si encontraba alguna salida, por las noches hacía demasiado frío y siempre iba a la misma casa abandonada, la única que había.
Llevaba ya como unos tres meses encerrada en ese mundo, sin saber que pasaba.
Un día oí voces que decían que pronto despertaría, pero, ¿cómo que despertaría?, ¿que estaba pasando?, ¿estaba dormida?, ¿me estaba muriendo?. Eran preguntas que nadie podía responder, porque estaba sola.
Una noche, estaba medio dormida y escuché una voz desconocida, era raro, nunca las escuchaba tan tarde.
Me asusté. Alguien decía que el coma era muy profundo, que no iba a despertar tan pronto como se esperaba.
Ahí ya supe lo que estaba pasando, todo era un sueño que jamás iba a acabar, un sueño interminable.